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domingo, 23 de agosto de 2009

La prevención de TME en el colectivo profesional de auxiliares de geriatría

La prevención de TME en el colectivo profesional de auxiliares de geriatría

Las residencias de personas mayores acogen aquellos ancianos y ancianas cuyas circunstancias familiares y personales (por ejemplo, no disfrutar de un grado de autonomía suficiente para realizar actividades de la vida diaria) requieren la sustitución del hogar.

Muchas veces, estos centros constituyen un referente en el entorno vecinal donde se ubican. La organización de las residencias de personas mayores se basa en un modelo convivencial, que combina distintas actividades destinadas a favorecer la autonomía personal de los residentes y las relaciones entre éstos y su entorno. El modelo citado confiere una mayor importancia a la actividad asistencial, seguida de otras actividades sanitarias, preventivas y rehabilitadoras.

Los profesionales de atención directa llevan a cabo gran parte de las actividades citadas. En este grupo, los colectivos laborales de auxiliares geriátricos y auxiliares sanitarios realizan la mayor parte de tareas consideradas de mayor riesgo de lesión del sistema musculoesquelético, según las investigaciones especializadas.

Llamamos trastornos musculoesqueléticos (TME) al conjunto de patologías dolorosas de músculos, tendones y nervios. Las causas de las patologías son diversas, pero en el trabajo se relacionan especialmente con los movimientos repetitivos y las posturas forzadas. El dolor se produce durante el desarrollo de la actividad laboral y a menudo se mantiene durante los periodos de descanso.

He aquí una clasificación de los TME relacionados con la actividad sanitaria:

• Inflamaciones de tendones y músculos:
- Tendinitis.
- Bursitis.

• Deterioro de cartílagos y huesos:
- Algunas osteoartritis.
- Problemas de columna.
- Problemas de compresión del nervio, como el síndrome del túnel carpiano.

Estudios realizados por la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo demuestran que el sector profesional de la asistencia sanitaria y social presentan el segundo índice de incidencia más elevado de TME, detrás únicamente del sector de la construcción1.

La VI Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (ENCT), elaborada entre una muestra significativa de población laboral en el Estado español el año 2006 ofrece los siguientes datos objetivos:

• Un 74,2% de los trabajadores encuestados manifiesta sentir molestias en zonas de cuerpo que achaca a posturas y a esfuerzos derivados del trabajo.

• De los encuestados, el colectivo que más molestias manifiesta a este respecto es el del sector sanitario (un 80,7% manifiesta molestias de tipo musculoesquelético). Cabe recordar que dentro de este sector se incluyen los auxiliares de clínica, de geriatría y domiciliarios).

• Las molestias que se manifiestan con mayor frecuencia se localizan en la parte baja de la espalda (40%), nuca-cuello (27%) y parte alta de la espalda (26,6%).

• De nuevo, es el personal sanitario el que manifiesta mayores molestias en la zona nuca-cuello (un 40,7% de los encuestados del sector)2.

En las residencias geriátricas públicas de Catalunya, el colectivo de auxiliares de geriatría representa más del 60% de los trabajadores. También son los que más se accidentan: del total de accidentes con baja comunicados por las residencias públicas, el 49,48% correspondía a los auxiliares de geriatría. La mayor parte de comunicados de accidente con baja de este colectivo daban como causa del accidente de trabajo el sobreesfuerzo físico (un 63,89%)3.

La literatura especializada se refiere a la conjugación de factores diversos para determinar las causas que pueden motivar los TME en los profesionales de atención directa a residentes geriátricos.

Factores asociados al ejercicio de la profesión

La movilización manual de personas (MMP), tal como:

• Transferencias, movilizaciones y cambios posturales de personas encamadas o sentadas.

• Higiene personal de personas encamadas en su propia habitación (cambio de pañales, lavado en la bañera geriátrica, etc.) o en el cuarto de baño (higiene en el WC, en la silla o cabina de baño, etc.)

• Dar de comer a personas sentadas o en cama.

• Acompañamiento a la deambulación de personas que pueden caminar.

Otras tareas relacionadas con la gerocultura: hacer las camas, ocupadas o no; trasladar carros de ropa, comida, medicamentos; llevar sillas de ruedas; transportar bañeras geriátricas y manipular otras ayudas técnicas.

La MMP comporta los siguientes "estresores ergonómicos":

• Esfuerzo físico, que consiste en la fuerza necesaria para llevar a cabo un trabajo o para mantener el control sobre el equipo y las herramientas de trabajo. En este sentido, mantener el control de personas puede comportar un sobreesfuerzo en el caso de reaccionar ante movimientos imprevistos o caídas de las personas residentes. El movimiento que un auxiliar geriátrico realiza para evitar la caída o para sujetar un anciano suele ejecutarse de manera rápida y en posturas poco o nada adecuadas, con lo que el riesgo de sufrir una lesión aumenta sensiblemente.

• Repeticiones: realizar la misma serie de movimientos continuamente y frecuentemente. El trabajo del auxiliar de geriatría está lleno de pequeños movimientos repetidos a lo largo del día.

• Posturas forzadas: la realización de posturas que estresan el cuerpo, especialmente movimientos forzados de la espalda, llevan al límite los mecanismos de protección y compensación. Por ejemplo, cargar la espalda mientras se lleva una silla de ruedas, se realiza la higiene a un anciano, se hace la cama, o realizar giros forzados de espalda mientras se mueve una persona residente.

Factores relacionados con la organización del trabajo

Estudios de la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo demuestran que determinados condicionantes laborales actúan sobre el individuo desde el punto de vista psicosomático y pueden intensificar los síntomas de los TME4. Algunos de estos condicionantes laborales son:

• Ritmo de trabajo: cuanto más alto es el ritmo de trabajo en los entornos sanitarios, mayor es el riesgo de lesión de espalda. Trabajar con prisas significa trabajar a más velocidad y no siempre respetando los protocolos establecidos para la movilización de pacientes.

• Ejercicio de tareas monótonas y repetitivas: estudios especializados demuestran que los trabajos monótonos o repetitivos acumulan más tensión que los trabajos mentales. Un ejemplo: el músculo trapecio, situado a ambos lados de la parte trasera del cuello, acostumbra a sufrir los efectos de la tensión psicológica (se endurece, se vuelve doloroso al tacto, etc.). Si añadimos la repetitividad a la velocidad, la percepción de fatiga física aumenta sensiblemente.

• Escasa flexibilidad en el horario laboral: éste es un condicionante muy relacionado con la autonomía en el lugar de trabajo y con la capacidad de organizarse las tareas. Está científicamente demostrado que los puestos con horarios laborales estrictos, con escasa posibilidad de organizar los períodos festivos (vacaciones, asuntos personales, libre disposición) constituyen una fuente importante de estrés.

• Tipología de regímenes salariales: el sueldo constituye una de las compensaciones más importantes del trabajo. Si uno llega a la conclusión que no compensa el esfuerzo realizado por el trabajo, caemos en una percepción negativa de la satisfacción laboral, factor psicosocial de riesgo.

Factores psicosociales

Pese a que hay evidencias científicas de la relación entre los factores psicosociales y las enfermedades de origen cardiovascular, no resulta tan evidente la relación entre aquellos y el riesgo de lesiones en el sistema osteomuscular. No obstante lo anterior, existen estudios que correlacionan algunos aspectos psicosociales con las alteraciones del sistema músculo-esquelético. Pueden resumirse en los siguientes:

• Satisfacción en el trabajo: las personas insatisfechas con las tareas que realizan manifiestan un riesgo superior de sufrir enfermedades relacionadas con el estrés que las que se consideran satisfechas. La insatisfacción puede provocar menosprecio por el riesgo asumido, no uso de técnicas de movilización correctas, más tensión muscular, etc.

• Apoyo social en el trabajo: las malas relaciones laborales impiden la comunicación entre compañeros de trabajo y constituyen una importante fuente de estrés.

• Control del tiempo de trabajo: muy relacionado con la escasa flexibilidad en el horario laboral. El trabajador o la trabajadora no puede establecer por sí misma el control del tiempo de trabajo, porque éste depende de factores externos (horas de los desayunos, baños, paseos, etc.).

Factores individuales

• Edad: este factor va muy unido a los años durante los que una persona desarrolla el mismo trabajo. Por ejemplo, de los comunicados de accidente laboral con baja de las residencias públicas de personas mayores recibidos durante el año 2006, el número más elevado corresponde a trabajadores en edades comprendidas entre los 36 y los 45 años (36,05%) y 46-55 años (39,53%)5.

• Género: estudios realizados por instituciones y organismos de prestigio internacional demuestran que las mujeres sufren con más frecuencia que los hombres lesiones en el sistema musculoesquelético. Pero la explicación científica no es demasiado evidente. Según los modelos tradicionales, se mencionan las diferencias biológicas en las dimensiones, la fuerza muscular y la capacidad aeróbica de las mujeres hacia los hombres. Últimamente, se han añadido a estas diferencias variables psicosociales, por ejemplo, la doble presencia de las mujeres en el trabajo y en la casa, la distribución del mercado de trabajo (en el caso que nos ocupa, el porcentaje de mujeres auxiliares de geriatría es de un 98%) y la reacción más evidente de las mujeres ante un clima laboral nocivo o poco favorable.

• Formación y conocimientos previos al ejercicio de la tarea: si una persona no conoce las técnicas de movilización, lo hará tan bien como sepa pero ello no garantiza que lo haga correctamente. En este sentido, proporcionar una formación completa y cuidadosa al personal que tiene que realizar movilizaciones manuales de personas es fundamental para reducir el número de lesiones de espalda. Por otro lado, los trabajadores que dominan las técnicas de movilización de personas en general sufren menos lesiones, o éstas son menos graves y se producen más tardíamente en el tiempo que las personas que desconocen estas técnicas.

• Forma física: disfrutar de una musculatura fuerte es muy importante para afrontar las demandas que provoca la movilización manual de personas. Cuando se sobrepasa el límite de la tolerancia de las estructuras de la espalda, éstas se vuelven más susceptibles de sufrir lesiones del sistema musculoesquelético. En este sentido, mantener una higiene postural correcta cuando se lleva a cabo la movilización manual de personas es importante, ya que, aunque no impide las lesiones de espalda, sí que retrasa su aparición.
No obstante lo dicho, debe tenerse en cuenta el componente genético, ya que cada persona, independientemente de otros factores (como la edad y el género) tiene una musculatura de distinta calidad.

Para prevenir el impacto de los TME de origen laboral, en primer lugar es necesario evaluar los puestos de trabajo con una metodología adecuada y fiable. A continuación debe pasarse a la intervención preventiva. Ésta, en el caso de las personas auxiliares de geriatría, debe agrupar las vertientes ergonómica y psicosocial. En este sentido, la intervención puede realizarse a tres niveles:

• Desarrollo de la tarea: modificar su ejercicio para reducir posturas forzadas, prevenir la fatiga, etc.

• Lugar y entorno de trabajo: mejorar los equipos y herramientas de trabajo, como proporcionar ayudas técnicas para la movilización y el traslado, sustituir las camas tradicionales por camas con motor, etc.

• Organización del trabajo: turnos, descansos, estructura jerárquica, etc.
Además, destacar la importancia de los exámenes de salud o reconocimientos médicos periódicos y la existencia de canales activos de participación del personal en las decisiones que se tomen sobre la organización del trabajo y el reparto de tareas en los centros.
Finalmente, la formación técnica del personal se presenta como un importante aliado en la Prevención de Riesgos Laborales, no sólo en la formación inicial, antes de empezar a desempeñar un trabajo, sino en sesiones "de recuerdo" y especialmente de entrenamiento periódico de habilidades relacionadas con el puesto de trabajo. Es lo que hemos dado en llamar "formación integrada"6.

Formación integrada

La formación integrada fomenta la incorporación de prácticas de prevención de trastornos musculoesqueléticos en el aprendizaje técnico por cualquiera de los métodos empleados en la actualidad. Esas prácticas incluyen tres bloques de contenidos:

Transmisión de la importancia de la higiene postural diaria en la prevención de los trastornos musculoesqueléticos

La higiene postural y la ergonomía son eficaces para prevenir los dolores de espalda, ya que tienen la finalidad de reducir la carga que esta parte del cuerpo soporta durante las actividades de la vida diaria.

Una misma actividad puede hacerse adoptando distintas posturas. La higiene postural y la ergonomía enseñan a hacer todo tipo de actividades de la forma más segura y menos pesada para la espalda. Tanto la manipulación de cargas (MMC) como la manipulación de personas (MMP) requieren la observación de una serie de normas básicas con cuyo ejercicio se pretende obtener el máximo rendimiento del cuerpo con un esfuerzo mínimo.
Las normas que se enumeran a continuación se basan en las leyes del movimiento mecánico del sistema osteomuscular humano (leyes de la biomecánica), y se aplican tanto a las actividades que desarrollamos durante nuestro horario laboral como en la vida cotidiana:

• Mantener la espalda recta (uso correcto de la columna).

• Tener una buena base de sustentación (pies separados, uno en la dirección del movimiento).

• Realizar el esfuerzo con la fuerza de las piernas (flexión) y la inercia del propio cuerpo.

• Movilizar la carga próxima al cuerpo (centro de gravedad).

• No realizar giros de tronco, sino basculación de la pelvis (mover la cadera para desplazar la carga de forma lineal).

La implementación de protocolos que incluyan buenas prácticas de higiene postural

Las operaciones más frecuentes en las residencias de personas mayores pueden clasificarse en dos ámbitos:

• Transferencias.

• Movilizaciones7.

Las transferencias y las movilizaciones son aquellos actos realizados por los profesionales de residencias de personas mayores sobre personas residentes:

• El traslado de la persona residente de un sitio a otro, para que ésta lleve a cabo acciones de la vida diaria (levantarse de la cama, sentarse en una silla, ir la baño) y que no puede realizar sola por razón de su incapacidad o dependencia.

• Los cambios posturales, desplazamientos cuya finalidad es permitir las curas en la zona del cuerpo del residente que se encuentra en cama, o poner y quitar objetos debajo del cuerpo de la persona que está en cama: sábanas, cuñas, pañales, etc.

• La ayuda al residente a levantarse del suelo, en caso de caída, o levantarse de una silla.

• El enderezamiento, o acción de colocar al residente en una posición correcta: si ha resbalado en la cama y ha ido a parar del cabezal a los pies, o si, encontrándose sentado, ha ido resbalando hasta encontrarse en el borde del asiento con riesgo de caída.

• El acompañamiento a la deambulación, operación profesional clasificada entre las actividades "de verticalización", y que consiste en prestar ayuda para caminar a la persona residente, de modo que ésta tenga una clara percepción de facilidad, seguridad, dignidad y relativa independencia.

Son operaciones que se realizan diariamente en los centros residenciales. Para los profesionales de la asistencia geriátrica supone, en primer lugar, una elevada repetitividad de movimientos (puede llegar a más de cien movimientos repetitivos en un día), y en segundo lugar, el mantenimiento continuado de posturas forzadas. Ambos factores, conjugados, son los responsables de la mayoría de lesiones por sobreesfuerzo.

Basándonos en los principios lógicos del estudio de la biomecánica humana y en las diferentes técnicas asistenciales y rehabilitadoras existentes, los protocolos estandarizan las actuaciones constitutivas de cada transferencia o movilización. La finalidad de su elaboración es:

• Evitar, en la medida de lo posible, las posturas forzadas.

• Minimizar el impacto de los movimientos repetitivos.

• Economizar el esfuerzo físico.

• Fomentar la comunicación trabajador-residente.

• Hacer que la transferencia o la movilización constituya un movimiento lo más normal posible para la persona residente.

Estas operaciones se realizan con personas cuyo grado de dependencia es medio o bajo. La determinación del grado de dependencia viene dado por el nivel de ayuda requerido: las personas con baja dependencia requieren algún incentivo para andar, ponerse de pie, etc., pero no requieren de la ayuda física del auxiliar geriátrico en un porcentaje superior al 25%. Las personas con dependencia media, también llamadas parcialmente asistidas, requieren un porcentaje de ayuda física que oscila entre el 25 y el 50%. Ello depende del grado de cooperación (voluntaria o no) en la movilización o transferencia.

Entrenamiento en el uso de ayudas técnicas

Las ayudas técnicas son instrumentos (aparatos, equipos) que permiten a las personas usuarias o residentes la realización de acciones cotidianas que, de otro modo, serían de muy difícil ejecución. En las residencias de personas mayores, las ayudas técnicas constituyen un instrumento importantísimo para facilitar las tareas diarias al personal de atención directa.

Hay que tener en cuenta que las ayudas técnicas son válidas para determinados tipos de asistencia y para tipos concretos de usuarios. Siempre que sea posible, debe incentivarse la movilidad de la persona residente, y fomentar su independencia, pero en aquellos casos en que los profesionales (fisioterapeuta, médico, terapeuta ocupacional) lo aconsejen, es necesario recurrir a las ayudas técnicas. Por norma general, éstas están indicadas en los casos siguientes:

• Residentes no colaboradores, especialmente aquellos que no puedan colaborar con el/la auxiliar. En aquellos casos en que no quieran colaborar, debe incentivarse al máximo su cooperación, pero, para no incurrir en riesgo de lesiones, es mejor recurrir a algún tipo de ayuda técnica.

• Residentes con problemas de movilidad, como Parkinson, artrosis, hemiplejías, etc.

• Grandes movilizaciones: personas bariátricas, personas encamadas, etc.

Las ayudas técnicas más usuales para la movilización y transferencia son las grúas. En ocasiones puede parecer que trasladar al residente a pie o en silla de ruedas es más rápido que hacerlo en grúa, pero si el/la auxiliar se entrena en su uso, pronto notará que se cansa menos y su espalda no padece por el sobreesfuerzo al que es sometida.

Actualmente, las grúas de las residencias de personas mayores son móviles (con ruedas), eléctricas (con batería) y disponen de un número variable de accesorios (cinchas, arneses) aptos para los distintos usos.

Para transferencias y movilizaciones se usan dos tipos de grúas: de elevación y de bipedestación.

Conclusiones

Como se ha visto a lo largo de las páginas anteriores, para abordar la prevención de los trastornos musculoesqueléticos en el colectivo de auxiliares de geriatría, se requiere incidir sobre diversos factores asociados al lugar de trabajo.

La consecución de este objetivo pasa por la implementación de actuaciones que requieren la implicación de diversos estamentos y agentes relacionados con el trabajo. Los responsables de las instituciones residenciales (sean públicas o privadas), las administraciones públicas, desde el punto de vista laboral y preventivo, los agentes sociales y, evidentemente, el propio colectivo afectado, deben colaborar activamente entre sí, para lograr, mediante el diseño de las estrategias adecuadas, la disminución del impacto de los trastornos musculoesqueléticos de origen laboral en este colectivo y, por ende, contribuir a la mejora de su calidad de vida.


1 Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (2001): "Buenas prácticas en seguridad y salud online para el sector de la atención sanitaria", FACTS, núm. 29 (http://osha.europa.eu).

2 Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales-Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (2007): VI Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, www.mtas.es/insh/encuesta

3 Los datos, amablemente proporcionados por el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Departament d'Acció Social i Ciutadania, corresponden al año 2006.

4 Consúltese http://osha.europa.eu/topics/msd

5 Fuente: Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Departament d'Acció Social i Ciutadania (Generalitat de Catalunya).

6 L. Simó-C. Pérez: "Estrategias formativas para la prevención del riesgo de lesión osteomuscular en el colectivo de auxiliares de geriatría", Riesgo Laboral. Revista profesional de prevención de riesgos laborales, nº 19 (noviembre 2007), pp.28-33.

7 Véase L. Simó et alia: Manual per a la prevenció del risc de lesió osteomuscular en residències de gent gran. Protocol de transferències i mobilitzacions (Departament d'Acció Social i Ciutadania, Barcelona, 2007), donde se recoge, de manera gráfica y abundancia de ejemplos, la protocolización de las operaciones más frecuentes en las residencias de ancianos.
Mª Lourdes Simó Goberna
Responsable Servicio de PRL
Departament Vicepresidència
(Generalitat de Catalunya)

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